viernes, junio 08, 2012

¿Cómo hacernos valorar el pago por bienes intangibles?

Pagar por una idea, por un consejo, por proteger el medio ambiente, por asegurar un futuro a nuestros hijos, por fortalecer la educación y la solidaridad de una sociedad...
No estoy haciendo apología del Capitalismo, ni tampoco le estoy buscando una salida a la insostenible economía materialista que nos asfixia... tan sólo quiero saber cómo hacer consciente a la sociedad de que hay bienes intangibles más preciados que un coche o una mariscada. Si alguien tiene literatura al respecto, le agradecería alguna recomendación.

jueves, junio 07, 2012

Legado póstumo a la humanidad

Tras la muerte del escritor estado-unidense R. Bradbury este pasado martes, se produce una vez más en internet y medios de comunicación la típica oleada de homenajes y breviarios, recordando y recomendando lo más destacado de la obra del personajes fallecido. En este caso, como en otros muchos, me encuentro con que a penas conozco el trabajo del susodicho.  Si en vida no nos acercamos a su obras, el recordatorio que se hace tras su muerte nos ofrece una segunda oportunidad.
Aunque resulte algo tétrico, he pensado que sería bueno crear un blog cuyas entradas fueran precisamente eso, un breve sumario de la vida del autor y unas recomendaciones de sus trabajos más importantes. Lamentablemente, las entradas no escasearían pero sería un "homenaje" grabado para la posteridad y un punto de referencia para aquellos que saben que es importante aprender del pasado.
Pondría de nombre al blog: "Legado póstumo a la humanidad"

martes, junio 05, 2012

Educar entre los dos y los doce años

Me permito copiar, sin permiso del autor pero con la adecuada referencia al mismo, el siguiente texto por necesario y por acertado. Ahora más que nunca, aunque mi mocoso de 1 nos agota día y noche, mi hija de 3 requiere un esfuerzo mental enorme. No pienso defraudarla!

 'Una siesta de doce años'.      Carles Capdevila / Periodista.

Educar debe de ser una cosa parecida a espabilar a los niños y frenar a los adolescentes. Justo lo contrario de lo que hacemos: no es extraño ver niños de cuatro años con cochecito y chupete hablando por el móvil, ni tampoco lo es ver algunos de catorce sin hora de volver a casa. Lo hemos llamado sobreprotección, pero es la desprotección más absoluta: el niño llega al insti sin haber ido a comprar una triste barra de pan, justo cuando un amigo ya se ha pasado a la coca. Sorprende que haya tanta literatura médica y psicopedagógica para afrontar el embarazo, el parto y el primer año de vida, y que exista un vacío que llega hasta los libros de socorro para padres de adolescentes, esos que lucen títulos tan sugerentes como Mi hijo me pega o Mi hijo se droga. Los niños de entre dos y doce años no tienen quien les escriba. Desde que abandonan el pañal (¡ya era hora!) hasta que llegan las compresas (y que duren), desde que los desenganchas del chupete hasta que te hueles que se han enganchado al tabaco, los padres hacemos una cosa fantástica: descansamos. Reponemos fuerzas del estrés de haberlos parido y enseñado a andar y nos desentendemos hasta que toca irlos a buscar de madrugada a la disco. Ahora que al fin volvemos a poder dormir, y hasta que el miedo al accidente de moto nos vuelva a desvelar, hacemos una siesta educativa de diez o doce años.
Alguien se estremecerá pensando que este período es precisamente el momento clave para educarlos. Tranquilo, que por algo los llevamos a la escuela. Y si llegan inmaduros a primero de ESO que nadie sufra, allá los esperan los colegas de bachillerato que nos los sobreespabilarán en un curso y medio, máximo dos. Al modelo de padres que sobreprotege a los pequeños y abandona los adolescentes nadie los podrá acusar de haber fracasado educando a sus hijos. No lo han intentado siquiera. Los maestros hacen algo más que huelga o vacaciones, y la educación es bastante más que un problema. Pido perdón tres veces: por colocar en un título tres palabras tan cursis y pasadas de moda, por haberlo hecho para hablar de los maestros, y, sobre todo sobre todo, porque mi idea es -lo siento mucho- hablar bien de ellos. Sé que mi doble condición de padre y periodista, tan radical que sus siglas son PP, me invita a criticarlos por hacer demasiadas vacaciones (como padre) y me sugiere que hable de temas importantes, como la ley de educación (es lo mínimo que se le pide a un periodista esta semana). Pero estoy harto de que la palabra más utilizada junto a escuela sea ‘fracaso’ y delante de educación acostumbre a aparecer siempre el concepto ‘problema’, y que ‘maestro’ suela compartir titular con ‘huelga’.
La escuela hace algo más que fracasar, los maestros hacen algo más que hacer huelga (y vacaciones) y la educación es bastante más que un problema. De hecho es la única solución, pero esto nos lo tenemos muy callado, por si acaso. Mi proceso, íntimo y personal, ha sido el siguiente: empecé siendo padre, a partir de mis hijos aprendí a querer el hecho educativo, el trabajo de criarlos, de encarrilarlos, y, mira por donde, ahora aprecio a los maestros, mis cómplices. ¿Cómo no he de querer a una gente que se dedica a educar a mis hijos? Por esto me duele que se hable mal por sistema de mis queridos maestros, que no son todos los que cobran por hacerlo, claro está, sino los que son, los que suman a la profesión las tres palabras del título, los que mientras muchos padres se los imaginan en una playa de Hawái están encerrados en alguna escuela de verano, haciendo formación, buscando herramientas nuevas, métodos más adecuados. Os deseo que aprovechéis estos días para rearmaros moralmente. Porque hace falta mucha moral para ser maestro. Moral en el sentido de los valores y moral para afrontar el día a día sin sentir el aprecio y la confianza imprescindibles. Ni los de la sociedad en general, ni los de los padres que os transferimos las criaturas pero no la autoridad. ¿Os imagináis un país que dejara su material más sensible, las criaturas, en sus años más importantes, de los cero a los dieciséis, y con la misión más decisiva, formarlos, en manos de unas personas en quienes no confía? Las leyes pasan, y las pizarras dejan de ensuciarnos los dedos de tiza para convertirse en digitales. Pero la fuerza y la influencia de un buen maestro siempre marcará la diferencia: el que es capaz de colgar la mochila de un desaliento justificado junto a las mochilas de los alumnos y, ya liberado de peso, asume de buen humor que no será recordado por lo que le toca enseñar, sino por lo que aprenderán de él.
Carles Capdevila / Periodista.

Gracias a Cristina, la profesora de la familia, por haber compartido el texto. 

viernes, junio 01, 2012

Sin ciencia, Sin FECYT

Estimados señores de FECYT y en particular al grupo de Recursos científicos,mi nombre es Jesús Alvarez y soy doctor en Ciencias Físicas.
Me pongo en contacto con ustedes para proponer al FECYT dos proyectos que optimicen recursos y productividad de los grupos que hacen ciencia en España: 
1 - El primero consiste en lanzar una plataforma web para la comunidad científica a nivel nacional con el objetivo de optimizar y compartir recursos y conocimientos entre investigadores. Constaría de los siguientes puntos:
- Crean una base de datos nacional con laboratorios y equipamiento que pueda estar disponible para los investigadores (similar a la red de laboratorios de Madri+d)
- Crear una base de datos nacional con investigadores y áreas de experiencia de modo que se pueda solicitar su ayuda por otros científicos.
- Crear una base de datos de equipamiento obsoleto de universidades,centros de investigación que pueda ser comprado/solicitado por otras entidades públicas que lo necesiten (un mercado de segunda mano como tiene en otros países).
2 - El segundo proyecto consiste en crear un grupo experto en el uso de nuevas herramientas de internet aplicadas a la ciencia que "alfabetice" a los investigadores (junior y senior) para que hagan uso de ellas. El conocimiento y uso apropiado de dichas tecnologías puede facilitar e impulsar la tarea del investigador de forma considerable, aumentando la productividad del mismo.
A grandes rasgos estos son dos proyectos que podrían potenciar la ciencia española y optimizar sus recursos. Como ente nacional más adecuado para el fin, les solicito asesoramiento sobre viabilidad, vías de financiación e implementación. 
En caso de que sean de su interés, les agradecería que me facilitaran una persona de contacto y una reunión donde poder hablar del tema de forma más detenida.
Sin otro particular, reciban un cordial saludo,
Jesús Alvarez

Dos semanas han pasado desde que escribí la siguiente carta a la oficina de comunicación del FECYT y ni una respuesta. ¿Muy pronto? ¿Acaso van a contestar a cualquiera que les escriba con cualquier idea?.
Me temo que siguiendo la estela de la Ciencia en este país, el FECYT desaparece.